Saludos. Yo les quiero compartir una vieja lectura. Es uno de los libros más grandes y breves que jamás haya leído. Se trata de la obra de una escritora ucraniano-brasileña cuya genialidad radica en su comprensión del alma humana, que es tan insospechable como la profundidad de la misma, de la complejidad del lenguaje y el misterioso brillo de la verdad.
Lo que más resalta de su pluma es la sinceridad socrática con la que desarrolla el argumento. La historia es de lo más sencilla: una mujer citadina se enamora de un hombre citadino. Pero disculpen: sería demasiado simplista decir que esto es todo. Como simplista sería pensar que se puede reducir la memorable Odisea de Homero igualmente a una sola acción: el dificultoso viaje de un hombre (Ulises) que regresa a casa con su mujer. De hecho hay una evidente relación entre la obra de Lispector y la épica homérica. Nuestra heroína Lorelei (que se debe mencionar que en algún momento de la literatura germana es el nombre que lleva una bella y peligrosa sirena del Rhin) nos ofrece la bitácora de su dificultoso viaje hacia los brazos de su amado Ulises. Esta es la acción central, pero algo más grande se debate en este proceso.
Clarice Lispector encuentra filosóficamente revelador un hecho tan común y cotidiano como lo puede ser el encuentro de dos personas y su decisión de entrelazar sus vidas. Herman Hesse reconoció la terrible soledad del huevo, y por su parte Lispector sabe que el dios griego del amor Eros -según Aristófanes- nació de un huevo salido de la confusión de la noche. El terreno que pisa Lorelei es el terreno de las mutaciones, de las transgresiones, del grotesco y hermoso proceso del "llegar a ser".
La heroína de El aprendizaje lo es en la medida en que descubre la unidad de su animalidad y su divinidad manifiesta en un hecho bruto de la existencia: es una mujer. Pero en este aparente devaneo se debate el sentido de la vida, que se anuncia con solemnidad desde el primer párrafo. Y la respuesta a esta primerísima cuestión apenas se insinúa al darle vuelta a la última página.
Lo que más resalta de su pluma es la sinceridad socrática con la que desarrolla el argumento. La historia es de lo más sencilla: una mujer citadina se enamora de un hombre citadino. Pero disculpen: sería demasiado simplista decir que esto es todo. Como simplista sería pensar que se puede reducir la memorable Odisea de Homero igualmente a una sola acción: el dificultoso viaje de un hombre (Ulises) que regresa a casa con su mujer. De hecho hay una evidente relación entre la obra de Lispector y la épica homérica. Nuestra heroína Lorelei (que se debe mencionar que en algún momento de la literatura germana es el nombre que lleva una bella y peligrosa sirena del Rhin) nos ofrece la bitácora de su dificultoso viaje hacia los brazos de su amado Ulises. Esta es la acción central, pero algo más grande se debate en este proceso.
Clarice Lispector encuentra filosóficamente revelador un hecho tan común y cotidiano como lo puede ser el encuentro de dos personas y su decisión de entrelazar sus vidas. Herman Hesse reconoció la terrible soledad del huevo, y por su parte Lispector sabe que el dios griego del amor Eros -según Aristófanes- nació de un huevo salido de la confusión de la noche. El terreno que pisa Lorelei es el terreno de las mutaciones, de las transgresiones, del grotesco y hermoso proceso del "llegar a ser".
La heroína de El aprendizaje lo es en la medida en que descubre la unidad de su animalidad y su divinidad manifiesta en un hecho bruto de la existencia: es una mujer. Pero en este aparente devaneo se debate el sentido de la vida, que se anuncia con solemnidad desde el primer párrafo. Y la respuesta a esta primerísima cuestión apenas se insinúa al darle vuelta a la última página.
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